viernes, 6 de diciembre de 2013

Capítulo 21 (Capitulo Final)

Cuando Me enamoro…
Capítulo 21 (Capitulo Final)

 De camino a casa de Victoria, Marcos las invita a cenar en un lujoso restaurante (como excusa para la sorpresa).
M: Mi amor tenemos que celebrar que ya estamos los cuatro.  Que te parece si todos vamos a cenar al Restaurante Imperial. 
V: Me parece bien, pero antes tengo tenemos que cambiarnos de ropa, es un lugar elegante (estaban vestidos de forma casual).
M: Si lo que hacemos es que te llevo a ti y a Cristina a tu casa, luego con Nicole me cambio en la nuestra y luego las paso a recoger tipo diez de la noche. 
V: De acuerdo.
Victoria eligió ponerse un vestido negro muy sexy ajustado haciendo resaltar su cuerpo con un escote dejando ver su espalda y unos zapatos de taco alto provocando que se vea estilizada y elegante.  Cristina había escogido un vestido azul turquesa juvenil con unas sandalias plateadas a juego.  Marcos había elegido un traje italiano color negro a la medida, camisa y corbata de seda en color negro, elegancia a la máxima expresión.  Nicole había escogido un vestido juvenil color marrón claro con unas sandalias doradas a juego manteniendo, al igual que Cristina, un estilo muy de acuerdo a sus edades.

M: Todas mis mujeres están preciosísimas, lo que me espera, pobre de mí.
V: Mi amor no te preocupes por mí, yo solo tendré ojos para, estás ummm! (respirando hondo) Hermoso.  La que se debe preocupar soy yo, a saber cuántas mujeres te van a echar el ojo.
M: Victoria, no me digas que te pusiste celosita, Mi amor Soy todo tuyo y de nadie más, ahora y siempre.  Pero mi preocupación principal son estas preciosuras (señalando a Cristina y a Nicole).  Que muchos pretendientes voy a tener de ahuyentar.
V: Ja, ja, Marcos si todavía son muy chicas.
M: Si, cero novios hasta después de los veinticinco años.
C & N: (Que se habían mantenido calladas, gritan (si son mudas explotan).  Queeee!
V: (Sonriendo y cerquita a ellas) Mis amores tranquilas ya me encargo de Marcos.
M: Bueno, ya basta de confabular contra mí que llevo desventaja tres a uno.  Vámonos que se nos hace tarde.
Ellas se ríen y se marchan hacia el restaurant.

A la llegada al Restaurante..
El mozo los dirige a un salón privado del restaurante donde para sorpresa de las tres se encontraban tanto la familia de Marcos (su mamá y sus dos hermanas) como la familia de Victoria (sus padres, Emilio, sus hermanas, el esposo de Natacha y los dos hijos de ésta).  Marcos había organizado todo con la ayuda de las hermanas de Victoria.  Ellas se habían esmerado en cada detalle de la decoración y el catering a degustar todos los invitados.

Victoria que había entrado del brazo de Marcos se giró hacia él con expresión de sorpresa, toma el rostro de Marcos entre sus manos y mirando a sus ojos y exclama con alegría y con toda la emoción de saberse amada por el amor de su vida.
V: Mi amor que sorpresa, te amo (beso corto), te amo con toda mi alma, sos mi vida (beso), Te amo con locura (beso largo olvidándose por completo de todos los testigos de su gran amor).
M: Siempre, siempre quiero que estés segura que el amor que siento por ti es puro y verdadero.  Que desde hace tiempo no somos más Nicole y yo, somos desde ya una familia, tú, Cristina y Nicole son lo más importante para mí.  Y es por esta razón que quise que nuestras hijas y nuestras familias fueran testigo de nuestro amor.  (Tomó la mano de Victoria y, mirándola a los ojos mientras le deslizaba el anillo en el dedo, dijo casi con reverencia),  Te amo, Victoria Fernández, seré el hombre más feliz de la tierra si te casas conmigo.
V: Te amo, Marcos Guerrero (repuso ella con voz llena de dicha) y claro que acepto unir mi vida a la tuya y a la de nuestras hijas.
C: ¿Quiere decir esto que de ahora en adelante Nicole y yo seremos hermanas? (preguntó Cristina, apretando la mano de su mejor amiga).
N: "Sipi" (dijo Nicole).  Es lo que siempre quisimos.
Rodeándose los hombros con un brazo, las dos jovencitas caminaron hacia sus padres y se unieron al abrazo de sus padres.
V: Marcos, mi amor, quiero decirte (tomándole el mentón), quiero decirles (mirando a Cristina y a Nicole) que nuestro amor ha sido bendecido con la mejor de las bendiciones.  Mis amores pronto a nuestra familia contará con la llegada de un nuevo integrante (lo mira con una gran sonrisa), sí!, mi amor, estoy embarazada.
C & N: ¡Vamos a tener un hermanito!.
V: Si…
Marcos le rodeó con un brazo, la miró con ternura (dándole las gracias) para luego sellar un futuro lleno de amor con un apasionado y profundo beso.  Y diciéndole a sus ojos, sonriendo, cuanto la amaba.
M: Victoria, Mi amor, mi todo, eres la suma de todos mis sueños,  Te amo más que la primera vez, porque Cuando me enamoro, se detiene el tiempo.

PROLOGO
Dos meses después Marcos y Victoria se casaron.  Ellos celebraron su boda en un ambiente íntimo donde sus familias y amigos más cercanos.  Cristina y Nicole fueron las damas de honor, Flor, la hermana de Marcos y Emilio fungieron como la madrina y el padrinos de la ceremonia.  Marcos sorprendió a Victoria al comprar una casa de seis amplios dormitorios y un gran patio con piscina (pileta) para el disfrute de ellos, Cristina, Nicole y sus futuros hijos.  Victoria delegaba en Brenda y Flor (que se había mudado a Buenos Aires) la mayoría de las responsabilidades gerenciales de Golosinas Bandi.  Como una vez pensó Victoria, ella se dió una oportunidad al amor y por ello estaba disfrutando al máximo de su vida de casada dándole prioridad a Marcos y a sus hijas.  Seis meses después nacieron Ignacio y Laura Guerrero Fernández, si, tuvieron mellizos por lo que las chicas estaban encantadas de ayudar en el cuidado de sus hermanitos.  Marcos y Victoria supieron disfrutar a través de los años de su unión como pareja pero en especial de todos sus hijos y nietos.



FIN

Nota de Agradecimiento

Chicas ,Gracias, Muchas Gracias por Seguirme en mis nuevas aventuras como escritora.  Espero que hayan disfrutado leerla como yo la disfrute escribirla.  No sé, si seguiré con la historia (ya orientada a las situaciones de ellos con sus hijos).  Pienso que al ser parecida a la de "Marcorianitos" de Isa no la voy hacer.  Si tengo pensado hacer otras historias con otros temas, como la que comenzará próximamente, "Mi Seductor Amigo". 
Me gustan las historias cortas de aproximadamente de 20 a 25 capítulos, aunque no descarto que esta nueva historia se extienda varios capitulos adicionales. 
Sé que la mayoría de mis lectoras son de nacionalidad argentina, así que pido disculpas cuando en mis historias utilizo; "eres" en vez de "sos", o "entiendes" por "me entendés", "me regañas" por "me retas", realmente no importa como nos expresemos o de donde seamos siempre vamos a ser latinos.

Un saludo y un abrazo bien grande desde Puerto Rico,
Les quiere mucho,

Maribel


FIN
 

jueves, 5 de diciembre de 2013

Capítulo 20

Cuando Me enamoro…
Capítulo 20


Al próximo día, sábado…
Elena había invitado a Victoria, Marcos y a Cristina a comer un asado que prepararían Pepe y Emilio en la Mansión.  Ellos aceptaron felizmente, ya Victoria no tenía dudas solo le importaba su felicidad al lado de Marcos y sus hijas.  Ellos le contaron a la familia sus planes de matrimonio, de como y cuando se querían casar.
Elena se encontraba feliz porque al fin su hija mayor había encontrado al amor de su vida.  Ella veía como ambos estaban felices y se complementaban como una gran familia junto a sus hijas Cristina y Nicole (aunque estaba ausente físicamente, Brenda y Cristina pudieron comunicarse vía Skype). 
Elena y los demás gozaban de los comentarios de Cristina contándole sus estrategias junto con Nicole como cupidos, sin duda eran una gran familia. 
En un momento de la velada, Victoria se va en un aparte con Natacha.
V: Natacha trajiste lo que te pedí.
N: Si, lo tengo en mi cuarto, vamos.
Ya en el cuarto de Natacha…
N: Toma, ve házte la prueba de embarazo ahora estoy ansiosa por saber si voy a ser tía nuevamente.
V: Ay estoy ansiosa y a la misma vez nerviosa, y si estoy embarazada, como lo va tomar Marcos, las chicas ay no sé…
N: Ya, Victoria ve yaaa, vete hacértela ya, además se nota que Marcos y las Chicas estarán mas que encantados con el nuevo integrante de la familia Guerrero Fernández.
Quince minutos después Victoria se había enterado que la prueba había dado positivo.  Victoria le pide a Natacha total discreción de su embarazo porque quería buscar el momento ideal para dar la gran noticia a Marcos y a sus hijas.
Cuando Victoria baja nuevamente, Marcos se acerca por detrás a ella besándole el cuello y mordiéndole el lóbulo de su oreja, causándole unas cosquillas por todo su cuerpo.  Ella girándose si pena alguna por la presencia de su familia, besa profundamente a él.  Es Marcos el que detiene el beso, dándole varios piquitos y le dice.
M: Mi amor si no estuviéramos aquí no sabes cómo…
Victoria no lo deja terminar, le da un pequeño beso y le dice bajito al oído.
V: Te Amor con Locura.

Durante esa semana, Marcos tuvo una reunión en New York, por lo que tuvo que ausentarse por tres días, razón por lo que aprovechó para prepararle una sorpresa a Victoria.  Los restantes días de esa semana los pasó junto a Victoria y a Cristina.  Cristina hablaba con Nicole todas las noches.  Ella estaba loca por regresar y compartir la alegría del noviazgo de su papá y Victoria.  Cristina convenció a Marcos y Victoria de no decirle nada sobre su compromiso hasta que ella llegara y darle la sorpresa.

Regreso de Nicole
M: Ese es su avión (dijo Marcos a Cristina, señalando el Boing que se aproximaba por la pista del aeropuerto internacional).  
C: Yo iré a decírselo, ¿sí?
V: Creo que Marcos debería hacerlo, nena
C: Pero Nicole y yo somos amigas.  Ustedes no pueden esperar que me guarde algo como esto, algo que las dos planeamos desde que fuimos al Palacio Rosa.  Si no fuera por nosotras, ustedes ni se conocerían.
Los ojos de Cristina eran suplicantes mientras miraba a Victoria y a Marcos.
C: Ustedes dos estarían como dos náufragos en un mar de soledad y desdicha de no ser por nosotras (agregó la niña con tono melodramático).
C: Has seguido leyendo novelas románticas, ¿verdad? (comentó Victoria con una media sonrisa).
M: Está bien, está bien (accedió Marcos, con un suspiro).  Puedes decírselo tú.

Apoyada sobre la baranda junto a la ventana de la terminal, Cristina estudiaba con ansiedad a cada pasajero que salía.  En cuanto Nicole apareció, Cristina corrió hacia su amiga y la abrazó como si hiciera años que no se veían.
Victoria observó la escena con una apacible sensación de felicidad.  Nicole soltó un grito de alegría, abrazó a su amiga por los hombros y las dos saltaron de gozo una y otra vez.
M: A juzgar por su reacción, deduzco que no le disgustó nuestra decisión (le comentó Marcos a Victoria).
N: ¡Papi, papi! (Nicole corrió hacia su padre y lo abrazó con todas sus fuerzas).  Estoy feliz de estar otra vez en casa.  Te eché de menos.  Los eché de menos a todos (expresó, mirando a Victoria).
Marcos devolvió el abrazo.
M: Me alegra tenerte otra vez en casa, pedacito de cielo.
N: Pero todo lo emocionante sucedió cuando yo no estaba (manifestó la joven, haciendo una mueca).  Caracoles; de haber sabido que por fin ibas a ligarte a la señora Fernández, no me habría ido.
Victoria sonrió con cierto engorro a la gente que los rodeaba.
C: No te enfades (dijo Cristina a Nicole).  Era una situación de ahora o nunca, con mi mami en su pijama y todo.
Marcos observó a los curiosos.
M: Sí, no necesitas sentirte relegada. (La abraza y le dice bajito al oído de su hija).  Me guardé la mejor parte para ti, no digas nada es una sorpresa.  
V: Mi amor vamos a reclamar el equipaje de Nicole.
M: Si vamos.


Continuará…

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Capítulo 19

Cuando Me enamoro…
Capítulo 19

Esa misma madrugada…
C: ¡Mami, mami, ven pronto!
El apacible sueño de Victoria fue interrumpido por los gritos alarmados de Cristina.  Se dio vuelta en la cama y vio el reloj que estaba en la mesa de cabecera.  Las cinco de la mañana.
V: ¿Cristina? (se incorporó en la cama).
C: ¡Mami!
La palabra denotaba tal pavor que el corazón de Victoria dio un vuelco. Apartó las mantas con presteza y corrió descalza hacia el pasillo.  Casi de inmediato, sus pies se encontraron con agua fría.
C: Algo está descompuesto (gritó Cristina, saltando con nerviosidad).  El agua no deja de salir.
Por la forma como brotaba el agua parecía como si se hubiera desbordado una presa.
V: Ve por unas toallas (instruyó Victoria, señalando hacia el gabinete de la ropa blanca en el pasillo.  El borde de su pijama estaba mojado ya.  Corrió hacia el cuarto de baño, apartando a su hija, que seguía brincando como un canguro enloquecido).
Una investigación más atenta reveló que el agua salía del gabinete bajo el lavamanos.
C; ¡Mami, mami, toma! (saltando a su alrededor, Cristina le lanzó un bulto de toallas que se separaron en el aire y cayeron por todas partes).
V: ¡Cristina! (gritó su madre).
Acuclillándose frente al lavamanos.  Abrió el gabinete y de inmediato brotó una pared de burbujas.  La fuerza del agua que fluía había volcado un recipiente de jabón de burbujas. ¡Estuviste en el baño de burbujas!
C: Pues... ¿cómo lo supiste?
V: El frasco no tiene la tapa y ahora todo el contenido se regó.
C: Sólo usé un poquito.
Tres barras de jabón perfumado, todavía en sus envolturas, flotaron entre los pies de Victoria.
C: Lamento lo del baño de burbujas (dijo Cristina).  Supuse que te enfadarías si lo descubrías, pero una niña necesita saber lo que se siente darse un lujo de vez en cuando, ¿sabes?.
V: Está bien, no podemos preocuparnos por eso.
Victoria agitaba las manos tratando de apartar las burbujas para apreciar el daño.  Pronto descubrió que un tubo se había roto.  Con la cabeza apoyada contra el borde del vertedero, buscó dentro del gabinete la llave para cortar el suministro de agua.  Cuando la encontró, la cerró hasta que el agua se redujo a un simple chorro.
V: ¡Cristina! (gritó Victoria, mirando por encima de su hombro.  Por supuesto, cuando la necesitaba más, su hija desaparecía).  ¡Trae más toallas! ¡Pronto, nena!
Dos minutos después su hija apareció con los brazos llenos con cada toalla y lienzo de limpieza de la casa.
C: ¡Uf! (murmuró la niña haciendo una mueca de disgusto).  ¡Que porquería!
V: ¿Entró algo de agua a la sala?
Cristina asintió.
C: Pero sólo hasta la puerta de enfrente.
V: Vaya (masculló Victoria).  Ahora tendría que contratar a alguien para secar la alfombra.
De rodillas y apoyada en una mano Victoria secó lo más que pudo, con el pijama ya empapado.
C: Necesitarás ayuda (anunció su hija).
V: Cámbiate primero de ropa, no vayas a pescar un resfriado.
C: ¿Y tú?
V: Iré a ponerme ropa seca en cuanto termine de limpiar esto.
C: Mami...
V: Mi amor, haz lo que te digo. No estoy de humor para discutir.
El pijama de Victoria estaba empapado, las burbujas se reventaban a su alrededor y sobre su cabeza.  Estornudó con fuerza y buscó un pañuelo de papel que se deshizo en sus manos mojadas.
M: Toma, usa esto.
La voz masculina que oyó detrás de ella sorprendió tanto a Victoria que cuando se volvió, resbaló y cayó sentada en un charco de agua helada.
V: ¡Marcos! (exclamó, poniéndose de pie con dificultad).  ¿Qué haces aquí?
Estupefacta, Victoria miraba a Marcos, boquiabierta y con los ojos redondos.
M: Cristina me llamó por teléfono, muy agitada.
V: ¿Cristina?
M: Sí, la misma.  Me sugirió que viniera pronto en tu ayuda, diciendo que algo drástico había sucedido (Marcos dio un paso hacia ella y con ternura le apartó un mechón de la frente).  ¿Qué pasó?
V: Se rompió un tubo debajo del fregadero.  Creo que ya lo tengo bajo control (el pijama le colgaba sobre los tobillos, chorreando agua en sus pies.  El cabello le caía en rizos húmedos alrededor de la cara y Victoria nunca se había sentido más cerca de las lágrimas antes).  Cristina no debió telefonearte (dijo, cuando encontró su voz).
M: Me alegro de que lo haya hecho.  Me complace saber que puedo ser útil de vez en cuando (sin importarle que estuviera empapada, la estrechó en sus brazos, apretando la mojada cabeza contra su pecho).
Victoria se estremeció.  Sentía a Marcos tan cálido y lleno de vida, tan preocupado y amoroso.  Ella le había dicho que era una mujer fuerte e independiente, y por lo regular lo era, pero cuando se trataba de tuberías rotas y cosas así, se derrumbaba.
M: Éstas empapada hasta la medula (le murmuró Marcos al oído).
V: Lo sé.
M: Ve a cambiarte.  Yo me encargaré de esto.
Entonces brotaron las lágrimas, lágrimas tontas que surgían de algún lugar profundo dentro de ella y se negaban a contenerse.
V: No puedo secarme (dijo entre sollozos, enjugándose con mano furiosa las mejillas).  Ya no hay una sola toalla seca en toda la casa.
Marcos se quitó la chaqueta de cuero y se la puso sobre los hombros.
M: Mi amor, no llores.  Por favor.  Todo va a estar bien.  Sólo se trata de un tubo roto y lo puedo arreglar antes del mediodía.... quizás antes.  Ya no llores.
V: No puedo evitarlo (farfulló Victoria).  
Se llevó una mano a la boca y posó la frente en el firme pecho masculino
V: Son las cinco de la mañana, mi costoso baño de burbujas Giorgio está arruinado y estoy tan enamorada, te necesito tanto que no puedo pensar con claridad.
Marcos la tomó por los hombros y la apartó para mirarla a los ojos.
M: ¿Qué dijiste?
Victoria bajó la mirada, un poco abochornada.
V: Que se arruinó mi baño de burbujas (balbuceó).
M: Eso no.  Quiero oír la otra parte.
Victoria lanzó un suspiro.
V: ¿Qué otra parte?
M: Lo de que estás tan enamorada, que me necesitas que no puedes pensar claro.  ¡Cielos, mi amor, hace apenas unas ocho horas estaba yo aquí con el corazón en la mano, trémulo y emocionado como un adolescente, y tú tomaste las cosas con tanta naturalidad como si estuviéramos hablando de las cotizaciones del mercado! Y ahora...
V: Fuiste tú quien tomó todo con frialdad, como si lo sucedido entre nosotros no te importara (ella se pasó el dorso de la mano debajo de la nariz y estornudó con fuerza).  Luego hiciste parecer todo como una conclusión premeditada y...
M: Estaba nervioso.  Ahora, ¿hacemos otro intento?  Quiero casarme contigo, Victoria Fernández.  Quiero que compartas mi vida, que tengas a nuestros bebés.  Quiero amarte hasta que los dos estemos viejitos.  ¡Incluso he abrigado fantasías de los dos viajando para visitar a nuestros nietos?
V: ¿Nuestros nietos? (Victoria alzó los ojos con timidez, incapaz de creer lo que estaba escuchando).
M: Claro que preferiría tomar esto paso a paso.  Lo primero que quiero que hagamos es casarnos.  No pude haberlo hecho más evidente hace unas horas.
V: Pero...
M: Un momento, déjame continuar antes que nos metamos otra vez en complicaciones.  Lo primero es lo primero.  ¿Quieren casarse Cristina y tú con Nicole y conmigo?
C: Creo que deberíamos hacerlo (dijo la emocionada adolescente desde el pasillo, complacida por cómo se estaban encaminando las cosas).  Quiero decir, para Nicole y para mí ha sido obvio desde hace mucho que ustedes hacen la pareja perfecta (Cristina suspiró y se apoyó contra la pared, cruzando los brazos al pecho en una actitud de persona adulta).  Sólo hay una falla en el plan.
V: ¿Una falla? (preguntó Victoria).
C: "Sipi" (dijo Cristina).  Nicole va a estar muy molesta por haberse perdido esto.
Marcos frunció el entrecejo y luego soltó la risa.
M: Vaya, vaya.  Creo que Cristina tiene razón.  Tendré que hacer una segunda proposición.
Victoria se incorporó y puso las manos en jarras.
V: Escuchen ustedes dos, nunca he dicho que me casaría con nadie... todavía.
C: Por supuesto que vamos a casarnos con el señor Guerrero, mami (intervino Cristina con firmeza).  De veras, mami, no es el momento para hacerse la difícil.
V: ¿Qué? (estupefacta, Victoria miró a su hija.  Luego desvió la mirada hacia Marcos y hacia su hija otra vez).
M: Cristina tiene toda la razón, ¿sabes? (dijo Marcos).
V: No puedo creer que estoy oyendo esto (Victoria estaba parada sobre un mar de toallas mojadas, mientras su hija y el hombre a quien amaba debatían su destino como si ella poco o nada tuviera que ver en ello).
M: Tenemos que pensar en alguna manera de incluir a Nicole (comentó Marcos con aire reflexivo).
V: Me iré a cambiar de ropa (murmuró Victoria, ansiosa por escapar).
M: Buena idea (replicó Marcos, sin mirarla).
Victoria fue a su cuarto y cerró con fuerza la puerta.  Se quitó el pijama y, temblando, buscó un suéter de lana y unos jeans.
Marcos y Cristina estaban todavía en el umbral del cuarto debatiendo detalles, cuando Victoria reapareció.  Ella pasó frente a ellos con suavidad y se encaminó a la cocina, donde preparó café. Luego levantó las toallas tiradas, las llevó al patio trasero, las metió en la lavadora y encendió la máquina.  Cuando regresó a la cocina, Marcos ya estaba allí.
M: ¡Oh! Problemas (comentó él al observar sus furiosos movimientos).  Bien, dime qué te molesta.
V: No me gusta la forma en que tú y mi hija están planeando mi vida (dijo ella sin anestesia).  Realmente, Marcos, ni siquiera he aceptado tu proposición de matrimonio y ya tú y Cristina tienen previstos los próximos diez años.
Marcos hundió las manos en los bolsillos de su pantalón.
M: No es para enfadarse tanto.
V: Quizá no, pero de cualquier manera es irritante.  Desde ahora te advierto que no te dejaré hacer una segunda proposición sólo para que Nicole la presencie.  Para serte sincera, no me entusiasma mucho el que Cristina haya participado en esta.  Se supone que una proposición matrimonial es un asunto privado.  Una cosa romántica, con flores y música, no enfrente de una tubería rota con burbujas de baño alrededor y con mi hija como público.
M: Está bien, ¿qué sugieres?
V: No sé, usa tu imaginación.
M: Si quieres romance, Victoria, me parece bien.  Te lo daré con todo gusto.
V: La mayoría de las mujeres nos gusta el romance.
Marcos caminó hacia ella y la tomó en sus brazos, y hasta ese momento Victoria no tuvo idea de cuánto deseaba el romance, en realidad, lo quería todo.
Todo en Marcos Guerrero la fascinaba.  Alzó una mano para rozarle con delicadeza la orgullosa línea de la mandíbula.  Realmente amaba a este hombre.  Sus ojos, de un negro azabache intenso, se encontraron con los de ella y un exquisito escalofrío la recorrió.  El la agarró por la cintura y luego la alzó del suelo hasta que sus ojos estuvieron al mismo nivel.
Victoria emitió un leve jadeo de sorpresa.  Sonriendo, le rodeó el cuello con los brazos.
Marcos la besó entonces, con una pasión que la dejó lánguida y temblorosa.
M: ¿Qué tal estuvo eso? (preguntó él con voz enronquecida).
V: Vas bien, Muuuy bien.  Sabes me fascinan tus besos.
M: Eso supuse, y a mí los besos tuyos me encantan (una vez más, la boca de él hizo contacto con los labios de ellas.  Victoria quedó azorada y excitada ante la intensidad de la caricia de los besos de Marcos.  Marcos, por su parte, la besaba una y otra vez, hasta que ella pensó que si la soltaba, caería al suelo porque sus pies no la aguantarían
M: Victoria...Te amor, quiero que seas la mujer de mi vida, aceptarías unir tu vida junto a la mía y a la de nuestras hijas.
Ella plantó una serie de besos en todo el rostro de su amado, sintiendo que el corazón le explotaría en el pecho.  Marcos le había despertado su parte sensual, enterrada todos esos años desde su separación, y ahora volvía a la vida y ella sentía hambre de amor por este hombre que cada día estaba más dentro en su corazón.
V: Sí (susurró contra la boca de él).  Sí, sí, sí.
M: Sí, ¿qué? (Victoria hizo una pausa y sonrió con ternura).
V: Sí, me casaré contigo.  
M: Ahora mismo. ¿De acuerdo?
V: En este minuto.
M: Podemos volar a alguna parte... encontrar una iglesia...
V: Oh, Marcos... te necesito tanto!
M: Victoria, no podemos (las palabras de Marcos brotaron en un gruñido proveniente de lo más profundo de su ser).
Ella lo oyó, pero no pareció importarle.  Lo besó y él le devolvió el beso.  El beso continuó mientras él la hacía descender al suelo, sus cuerpos íntimamente ceñidos.
De repente Victoria comprendió lo que él había querido decir.
V: No debemos. Cristina...
Marcos la acalló con otro beso; luego dijo:
M: Lo sé, mi amor.  Este no es el lugar ni el momento, pero de veras que me gustaría...
Victoria se incorporó y se apartó.  Con voz trémula, dijo:
V: A mí también... y, además, creo que deberíamos esperar un poco para casarnos.  Al menos hasta que llegue Nicole.
V: Estoy completamente de acuerdo, ¿Cuándo regresará?
M: La próxima semana.
Victoria asintió y cerró los ojos.  Le parecía una eternidad.
M: ¿Y qué hay de tu trabajo? (quiso saber Marcos).
V: No quiero dejar de trabajar aunque cuando decidamos tener un bebé, es muy probable que trabaje menos.  Pero primero quiero disfrutar de nuestra vida como familia. 
Marcos la volvió a besar.
M: Si te hace feliz, continúa en el trabajo en la empresa todo el tiempo que quieras, yo te apoyaré por siempre.
En ese momento, no obstante, en todo lo que Victoria podía pensar era en bebés, vacaciones familiares y galletas horneadas en casa.


Continuará….